Lo primero que pensó Betty Monroe cuando leyó el guión cinematográfico de Femdom, dominación femenina fue que era un papel muy fuerte para ella y decidió que no era lo suyo
Lo primero que pensó Betty Monroe cuando leyó el guión cinematográfico de Femdom, dominación femenina fue que era un papel muy fuerte para ella y decidió que no era lo suyo.
En la trama de la película tendría que interpretar a una dominatrix, una mujer que cumple los sueños sexuales de los hombres, vestida de cuero y con botas negras, azotándolos con un látigo.
“Eso del sadomasoquismo no es algo que haga o que me guste, todo lo contrario, me gusta que me hablen dulce, pero bueno, quienes lo hacen ¡pues felicidades!”, dice Monroe.
Al dar su respuesta a los productores, éstos le aseguraron que no debía preocuparse, su personaje estaría cuidado y no habría desnudo alguno para ella.
“Me dijeron que tendría la presencia sadomasoquista y una personalidad fuerte. Y como también tiene algo de investigadores dije, por qué no, y me arriesgué. Va a ser un personaje que cumplirá las fantasías de su novio”, comenta la actriz de TV Azteca.
Femdom, dominación femenina es en realidad un drama con tintes de thriller erótico, donde el sadomasoquismo tiene, eso sí, mucha presencia.
La historia gira en torno a un detective (Harry Geithner), quien investiga el robo de unos diamantes y en el que hay inmersas altas autoridades mexicanas. Monroe es su novia. Pero ambos se encuentran distanciados porque jamás hablaron acerca de sus necesidades sexuales.
En plena investigación se atraviesa en su vida una dominatrix profesional (que es encarnada por la actriz y modelo de origen checo Saneta Seirelova), quien realmente es la coordinadora de asesores de un embajador.
La dominación llega al cine
Carlos Sánchez, codirector y productor del filme, dice a KIOSKO:
“Eso de la dominación es un tema que ha sido poco tratado en el cine; sin embargo, aquí se verá todo, los látigos y lo que se conoce es sólo la puerta a este mundo, de todo lo que se va a ver, pero claro, mezclado con todo esto de detectives que lo hace más interesante aún”.
Y tiene razón. Femdom, dominación femenina es la primera película mexicana que toca de lleno esta actividad.
Año bisiesto, de próximo estreno y ganadora de la Cámara de Oro en el reciente festival de Cannes, es la relación de una pareja con cierta violencia y la comedia de humor negro Sin ton ni Sonia apenas incorporaba a un personaje femenino que disfrutaba de ciertas perversiones al amarrar a un hombre.
La relaciones sadomasoquistas, sin haber cuero y látigo de por medio, han demostrado que tienen un público que gusta de ellas. En 2002 el filme estadounidense La secretaria, con Maggie Gyllenhaal y James Spader, fue bien recibida en México tras ganar premios internacionales como el festival de Sundance, y ser nominada a los Globos de Oro.
“Esto del sadomasoquismo es un asunto real, que existe, ahí está, no puede ocultarse”, comenta Sánchez.
En el elenco para esta historia figuran los actores Fernando Ciangherotti y Erick del Castillo, mientras que la dirección de fotografía recayó en manos de Arturo de la Rosa (La otra conquista y Hasta el viento tiene miedo).
Los latigazos son reales
La película se rodó en locaciones de la ciudad de México, en High Definition, con un presupuesto de 6 millones de pesos. Una residencia en el Pedregal sirvió como locación multiusos, pues hasta una estructura metálica que tenía sirvió como calabozo.
Otras cosas como un sleeping back, donde se mete la víctima del sado, fue comprada en el extranjero. “El problema es que, por un defecto de fábrica, no traía el orificio que permite la respiración y entonces no fuimos con lo que aguantara el stunt adentro con aire y así se filmaron las escenas”, recuerda Fernando Llamas, codirector y productor.
¿Y qué decir de los latigazos? En realidad dolían, cuenta Llamas: “Tuvimos una persona profesional que se contrató ex profeso para recibir los azotes, que son reales, ya lo verán. Nunca hubo ningún accidente como tal, pero las marcas que le quedaron a esta persona son impresionantes. Lo que se les decía a las actrices es que no dejaran de pensar que el sadomasoquismo es como una obra teatral, todo se monta para que el hombre cumpla sus fantasías. La mujer puede parecer una desgraciada, pero está cumpliendo los deseos de alguien.”
Betty Monroe dice que estas escenas eran complicadas, pero ante que todo trataban de divertirse. “Todo el tiempo me reía y trataba de concentrarme, igual que con mis compañeros, andábamos nerviosos, pero debíamos estar tranquilos, cuidarnos mucho”.
Femdom es un proyecto que llevaba dos años cocinándose en la mente de Fernando Llamas y Carlos Sánchez.
Junto con Christian González, quien está considerado uno de los cineastas más pródigos en cuanto a videohome, lograron consolidar el presupuesto, salido de sus propios bolsillos.
Se intentó aplicar en los fondos gubernamentales que apoyan la producción de cine mexicano, pero debido a la cantidad de proyectos inscritos, habría sido tardado que Femdom los recibiera.
“Y entonces decidimos arriesgar nuestro dinero, que es lo que debe hacer el productor”, comenta Carlos Sánchez.
Para la elaboración del guión se entrevistaron con gente que gusta del sadomasoquismo, e incorporaron algunas anécdotas a la historia, recuerda por su parte Fernando Llamas.
“Platicamos con un señor austriaco que contaba que, de niño, en invierno, hacía mucho frío en su país y entonces iba al calentador, se bajaba los pantalones, se acercaba y se le quemaban las pompas. Entonces fue relacionando el placer con el calor y, cuando creció, se quedó con este tipo de afición. Esas son cosas que fueron nutriendo el guión”.
Femdom se estrenaría en 2011, buscando un festival de cine para su premier mundial, comenta Sánchez.
Por lo pronto se encuentran viendo el tema del score, cuya coordinación está a cargo de Jesús Monárrez, quien en la década de los años 80 formara parte del dueto creativo musical Lara y Monárrez, el cual consagró a grupos como Flans.
“Se harán canciones aparte del score y estamos pensando que la responsabilidad de grabarlas debe ser tomada por Jesús, tiene experiencia, coros que coordina y constantemente está cantando”, dice Carlos Sánchez.
Lo primero que pensó Betty Monroe cuando leyó el guión cinematográfico de Femdom, dominación femenina fue que era un papel muy fuerte para ella y decidió que no era lo suyo.
En la trama de la película tendría que interpretar a una dominatrix, una mujer que cumple los sueños sexuales de los hombres, vestida de cuero y con botas negras, azotándolos con un látigo.
“Eso del sadomasoquismo no es algo que haga o que me guste, todo lo contrario, me gusta que me hablen dulce, pero bueno, quienes lo hacen ¡pues felicidades!”, dice Monroe.
Al dar su respuesta a los productores, éstos le aseguraron que no debía preocuparse, su personaje estaría cuidado y no habría desnudo alguno para ella.
“Me dijeron que tendría la presencia sadomasoquista y una personalidad fuerte. Y como también tiene algo de investigadores dije, por qué no, y me arriesgué. Va a ser un personaje que cumplirá las fantasías de su novio”, comenta la actriz de TV Azteca.
Femdom, dominación femenina es en realidad un drama con tintes de thriller erótico, donde el sadomasoquismo tiene, eso sí, mucha presencia.
La historia gira en torno a un detective (Harry Geithner), quien investiga el robo de unos diamantes y en el que hay inmersas altas autoridades mexicanas. Monroe es su novia. Pero ambos se encuentran distanciados porque jamás hablaron acerca de sus necesidades sexuales.
En plena investigación se atraviesa en su vida una dominatrix profesional (que es encarnada por la actriz y modelo de origen checo Saneta Seirelova), quien realmente es la coordinadora de asesores de un embajador.
La dominación llega al cine
Carlos Sánchez, codirector y productor del filme, dice a KIOSKO:
“Eso de la dominación es un tema que ha sido poco tratado en el cine; sin embargo, aquí se verá todo, los látigos y lo que se conoce es sólo la puerta a este mundo, de todo lo que se va a ver, pero claro, mezclado con todo esto de detectives que lo hace más interesante aún”.
Y tiene razón. Femdom, dominación femenina es la primera película mexicana que toca de lleno esta actividad.
Año bisiesto, de próximo estreno y ganadora de la Cámara de Oro en el reciente festival de Cannes, es la relación de una pareja con cierta violencia y la comedia de humor negro Sin ton ni Sonia apenas incorporaba a un personaje femenino que disfrutaba de ciertas perversiones al amarrar a un hombre.
La relaciones sadomasoquistas, sin haber cuero y látigo de por medio, han demostrado que tienen un público que gusta de ellas. En 2002 el filme estadounidense La secretaria, con Maggie Gyllenhaal y James Spader, fue bien recibida en México tras ganar premios internacionales como el festival de Sundance, y ser nominada a los Globos de Oro.
“Esto del sadomasoquismo es un asunto real, que existe, ahí está, no puede ocultarse”, comenta Sánchez.
En el elenco para esta historia figuran los actores Fernando Ciangherotti y Erick del Castillo, mientras que la dirección de fotografía recayó en manos de Arturo de la Rosa (La otra conquista y Hasta el viento tiene miedo).
Los latigazos son reales
La película se rodó en locaciones de la ciudad de México, en High Definition, con un presupuesto de 6 millones de pesos. Una residencia en el Pedregal sirvió como locación multiusos, pues hasta una estructura metálica que tenía sirvió como calabozo.
Otras cosas como un sleeping back, donde se mete la víctima del sado, fue comprada en el extranjero. “El problema es que, por un defecto de fábrica, no traía el orificio que permite la respiración y entonces no fuimos con lo que aguantara el stunt adentro con aire y así se filmaron las escenas”, recuerda Fernando Llamas, codirector y productor.
¿Y qué decir de los latigazos? En realidad dolían, cuenta Llamas: “Tuvimos una persona profesional que se contrató ex profeso para recibir los azotes, que son reales, ya lo verán. Nunca hubo ningún accidente como tal, pero las marcas que le quedaron a esta persona son impresionantes. Lo que se les decía a las actrices es que no dejaran de pensar que el sadomasoquismo es como una obra teatral, todo se monta para que el hombre cumpla sus fantasías. La mujer puede parecer una desgraciada, pero está cumpliendo los deseos de alguien.”
Betty Monroe dice que estas escenas eran complicadas, pero ante que todo trataban de divertirse. “Todo el tiempo me reía y trataba de concentrarme, igual que con mis compañeros, andábamos nerviosos, pero debíamos estar tranquilos, cuidarnos mucho”.
Femdom es un proyecto que llevaba dos años cocinándose en la mente de Fernando Llamas y Carlos Sánchez.
Junto con Christian González, quien está considerado uno de los cineastas más pródigos en cuanto a videohome, lograron consolidar el presupuesto, salido de sus propios bolsillos.
Se intentó aplicar en los fondos gubernamentales que apoyan la producción de cine mexicano, pero debido a la cantidad de proyectos inscritos, habría sido tardado que Femdom los recibiera.
“Y entonces decidimos arriesgar nuestro dinero, que es lo que debe hacer el productor”, comenta Carlos Sánchez.
Para la elaboración del guión se entrevistaron con gente que gusta del sadomasoquismo, e incorporaron algunas anécdotas a la historia, recuerda por su parte Fernando Llamas.
“Platicamos con un señor austriaco que contaba que, de niño, en invierno, hacía mucho frío en su país y entonces iba al calentador, se bajaba los pantalones, se acercaba y se le quemaban las pompas. Entonces fue relacionando el placer con el calor y, cuando creció, se quedó con este tipo de afición. Esas son cosas que fueron nutriendo el guión”.
Femdom se estrenaría en 2011, buscando un festival de cine para su premier mundial, comenta Sánchez.
Por lo pronto se encuentran viendo el tema del score, cuya coordinación está a cargo de Jesús Monárrez, quien en la década de los años 80 formara parte del dueto creativo musical Lara y Monárrez, el cual consagró a grupos como Flans.
“Se harán canciones aparte del score y estamos pensando que la responsabilidad de grabarlas debe ser tomada por Jesús, tiene experiencia, coros que coordina y constantemente está cantando”, dice Carlos Sánchez.
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