La actriz ya se había forjado una carrera sobre las tablas en Alemania y Austria antes de partir a América. Rainer nació en Düsseldorf y se crió en Hamburgo y Suiza.
A Albert Einstein le maravillaba, Ernest Hemingway recibió su ayuda durante la Guerra Civil española y en los años de la Segunda Guerra Mundial también tendió la mano a Bertolt Brecht para que viajara a Estados Unidos. Federico Fellini le rogó en vano que participara en "La Dolce Vita" y fue la primera actriz en alzarse con dos Oscars consecutivos.
Sin embargo, Luise Rainer opina que no ha "logrado nada" en su vida. Y para esta actriz alemana, el que mañana 12 de enero cumpla 100 años tampoco es una gesta: "¿Y qué? Hoy en día uno de cada dos llega a los 100", afirma.
A muchos su nombre no les dice nada, por lo que ha sido bautizada como la "estrella de Hollywood menos famosa de Alemania", aunque sea la única germana con un Oscar como actriz protagonista en su haber. Y sin embargo, durante la década de los 30 se medía con las grandes divas como Greta Garbo. Lo que sucedió pocos años después es que se cansó del bombo hollywoodiense y de las películas "idiotas", y volvió la espalda a la fábrica de los sueños.
"Sólo se trataba de dinero, dinero, dinero. Pero yo quería buenos papeles", cuenta Rainer, sentada en un sofá de su vivienda de Londres, mientras bebe una taza de té.
La actriz ya se había forjado una carrera sobre las tablas en Alemania y Austria antes de partir a América. Rainer nació en Düsseldorf y se crió en Hamburgo y Suiza.
Su madre, pianista de origen judía, se mostró comprensiva con sus deseos artísticos, pero su padre, un hombre de negocios, no quería saber nada del tema. "Era muy estricto. Pensaba que yo debía ir a la escuela y luego casarme".
Con apenas 16 años se fue en secreto a Berlín para ponerse a las órdenes de Max Reinhardt, con quien acabó trabajando en Viena. Entonces fue descubierta por los estudios del gigante hollywoodiense Louis B. Mayer, MGM, que se la llevaron a Estados Unidos. Allí debía convertirse en la nueva Garbo, aunque como austríaca, debido a la hegemonía nazi en Alemania. A Rainer no le gusta hablar de este oscuro capítulo de la historia germana, pues miembros de su familia acabaron en campos de concentración.
Se sirvió de su fama en Estados Unidos para trasladar allí a sus padres. "Por supuesto que la época nazi fue horrible, horrible para todos. Pero no tengo problemas en mi relación con Alemania. Me gustan los alemanes", afirma.
Poco después de aterrizar en Estados Unidos, en 1935, rodó su primer film, "Escapade", junto con William Powell. Un año más tarde protagonizó "El gran Ziegfeld", que le valió su primer Oscar. Y el año siguiente recogió su segunda estatuilla por su interpretación de una campesina china en "The Good Earth".
Tras los dos Oscar siguieron "The Emperor's Candlesticks" y "The Great Waltz", pero no logró el mismo éxito que con sus filmes anteriores. Rainer era testaruda y dejó la MGM frustrada por las ambiciones de hacer dinero de los estudios, y después también se negó a participar en "La Dolce Vita" porque tenía que interpretar una escena de sexo con Marcello Mastroianni.
Tras un turbulento matrimonio con el intelectual y comunista estadounidense Clifford Odets se casó con el publicista Robert Knittel, con quien vivió feliz más de 45 años y tiene una hija que reside, como sus nietos y bisnietos, en Estados Unidos. Ahora, a sus 100 años, Rainer sigue haciendo gala de un buen sentido del humor y una increíble energía, aunque su médico le prohíba viajar porque su cuerpo "ya no puede hacer lo que le pide la cabeza".
Londres, Inglaterra
A Albert Einstein le maravillaba, Ernest Hemingway recibió su ayuda durante la Guerra Civil española y en los años de la Segunda Guerra Mundial también tendió la mano a Bertolt Brecht para que viajara a Estados Unidos. Federico Fellini le rogó en vano que participara en "La Dolce Vita" y fue la primera actriz en alzarse con dos Oscars consecutivos.
Sin embargo, Luise Rainer opina que no ha "logrado nada" en su vida. Y para esta actriz alemana, el que mañana 12 de enero cumpla 100 años tampoco es una gesta: "¿Y qué? Hoy en día uno de cada dos llega a los 100", afirma.
A muchos su nombre no les dice nada, por lo que ha sido bautizada como la "estrella de Hollywood menos famosa de Alemania", aunque sea la única germana con un Oscar como actriz protagonista en su haber. Y sin embargo, durante la década de los 30 se medía con las grandes divas como Greta Garbo. Lo que sucedió pocos años después es que se cansó del bombo hollywoodiense y de las películas "idiotas", y volvió la espalda a la fábrica de los sueños.
"Sólo se trataba de dinero, dinero, dinero. Pero yo quería buenos papeles", cuenta Rainer, sentada en un sofá de su vivienda de Londres, mientras bebe una taza de té.
La actriz ya se había forjado una carrera sobre las tablas en Alemania y Austria antes de partir a América. Rainer nació en Düsseldorf y se crió en Hamburgo y Suiza.
Su madre, pianista de origen judía, se mostró comprensiva con sus deseos artísticos, pero su padre, un hombre de negocios, no quería saber nada del tema. "Era muy estricto. Pensaba que yo debía ir a la escuela y luego casarme".
Con apenas 16 años se fue en secreto a Berlín para ponerse a las órdenes de Max Reinhardt, con quien acabó trabajando en Viena. Entonces fue descubierta por los estudios del gigante hollywoodiense Louis B. Mayer, MGM, que se la llevaron a Estados Unidos. Allí debía convertirse en la nueva Garbo, aunque como austríaca, debido a la hegemonía nazi en Alemania. A Rainer no le gusta hablar de este oscuro capítulo de la historia germana, pues miembros de su familia acabaron en campos de concentración.
Se sirvió de su fama en Estados Unidos para trasladar allí a sus padres. "Por supuesto que la época nazi fue horrible, horrible para todos. Pero no tengo problemas en mi relación con Alemania. Me gustan los alemanes", afirma.
Poco después de aterrizar en Estados Unidos, en 1935, rodó su primer film, "Escapade", junto con William Powell. Un año más tarde protagonizó "El gran Ziegfeld", que le valió su primer Oscar. Y el año siguiente recogió su segunda estatuilla por su interpretación de una campesina china en "The Good Earth".
Tras los dos Oscar siguieron "The Emperor's Candlesticks" y "The Great Waltz", pero no logró el mismo éxito que con sus filmes anteriores. Rainer era testaruda y dejó la MGM frustrada por las ambiciones de hacer dinero de los estudios, y después también se negó a participar en "La Dolce Vita" porque tenía que interpretar una escena de sexo con Marcello Mastroianni.
Tras un turbulento matrimonio con el intelectual y comunista estadounidense Clifford Odets se casó con el publicista Robert Knittel, con quien vivió feliz más de 45 años y tiene una hija que reside, como sus nietos y bisnietos, en Estados Unidos. Ahora, a sus 100 años, Rainer sigue haciendo gala de un buen sentido del humor y una increíble energía, aunque su médico le prohíba viajar porque su cuerpo "ya no puede hacer lo que le pide la cabeza".
Londres, Inglaterra
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