El recinto abrirá este año al público una parte de su colección de grabados mexicanos de la primera mitad del siglo XIX, que incluye obras Rivera, Orozco y Siqueiros, entre otros
El Museo Británico expondrá este año al público una parte de su colección de grabados mexicanos de la primera mitad del siglo XIX, que incluye obras de los tres grandes muralistas -Rivera, Orozco y Siqueiros-, de José Guadalupe Posada y muchos otros artistas menos conocidos.
La exposición, que podrá visitarse desde el 22 de octubre hasta el 28 de febrero del próximo año, coincidirá con la dedicada al emperador Moctezuma, última del ciclo que el museo ha consagrado a los grandes imperios de la antigüedad.
Según explicó hoy a Efe Mark McDonald, responsable de la sección de dibujos y grabados de ese museo, prácticamente todas las obras que se expongan proceden de los riquísimos fondos reunidos por esa institución especialmente durante los últimos años.
Muchas de ellas son donaciones de particulares, que se han sumado a otras obras que se han ido comprando a lo largo de los años.
El Museo Británico posee nada menos que dos millones de dibujos y grabados de todo el mundo y distintas épocas: los artistas representados en su colección van desde Durero, Rembrandt o Goya, por citar sólo a los más grandes, hasta Van Gogh, Degas, Matisse, Picasso y los contemporáneos, como el premio Turner británico Grayson Perry.
Una sección importante es la relacionada con México, país que tras la primera revolución, dirigida por Emiliano Zapata, muerto a traición en 1919, se dotó a sí mismo de un fuerte gobierno de izquierda que vio en el arte un medio eficaz de propagar los valores revolucionarios.
Así se alentó un ambicioso programa de cubrir las paredes de edificios públicos con murales de grandes proporciones y se llegó más tarde al establecimiento del Taller de Gráfica Popular, que en los años treinta y cuarenta iba a ejercer una gran influencia sobre todo en Estados Unidos.
Algunos de los mejores grabados se deben a los tres pintores más importantes de México -Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros-, pero en aquel enorme esfuerzo colectivo participaron muchos otros artistas, sobre todo tras el establecimiento en 1937 del citado taller.
"Normalmente, las exposiciones realzan los valores estéticos, pero en este caso importa también mucho el hecho de que muchas de las obras creadas en aquel período fueran una respuesta a las preocupaciones sociales y políticas", explica el experto McDonald.
En cualquier caso, todas ellas, desde las de los artistas más conocidos como las "Calaveras" de Posada, hasta las de otros muchos que pasaron por el Taller de Gráfica Popular como Francisco Mora, Jesús Escobedo, Isidoro Campo, Arturo García Bustos, son, al margen de su mensaje social, de una gran calidad, agrega el comisario de la exposición.
Ésta se dividirá en siete secciones principales: José Guadalupe Posada y su legado, el pasado mexicano -grabados que muestran las antiguas glorias arqueológicas del país-, Emiliano Zapata, los tres grandes, el Taller de Gráfica Popular, gringos (artistas norteamericanos fascinados por México como Howard Cook o Leon Underwood), y vida mexicana.
Habrá retratos y autorretratos, por ejemplo uno de Diego Rivera, y un desnudo de la esposa del gran muralista, la también artista Frida Kahlo, bodegones, escenas de vodevil (Orozco), pero también estampas de la Revolución, imágenes del Día de los Muertos, así como grandes carteles políticos con consignas revolucionarias y antifascistas.
Completarán la exposición revistas como "Anthropos", colecciones de litografías y libros ilustrados por muchos de esos y otros artistas, entre los que pueden citarse "Estampas del Popol-Vuh", de Carlos Mérida, "La mujer inmaculada", de Emilio Acosta, "Urbe: superpoema bolchevique en cinco cantos", de Manuel Maples Arce, y "Un hombre más allá del Universo" y "Oro más oro", del Dr. Atl. Londres, Inglaterra. (El Universal)
jueves, 30 de abril de 2009
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