La actriz, que está en el límite del éxito o el fracaso, tiene cita en la corte
Hollywood le fascinan las historias de resurrecciones. Robert Downey Jr. logró dejar las drogas tras luchar durante años y se convirtió en héroe en la piel de Iron Man. Drew Barrymore encontró la estabilidad y buenos papeles tras una adolescencia salvaje. Ahora es la carrera de Lindsay Lohan la que está a prueba.
Cuando hace cuatro años la actriz se destacó en la comedia para adolescentes Just my luck, la joven de entonces 20 años figuraba entre las estrellas en ascenso más solicitadas de Hollywood. En el filme interpretaba a la agente de relaciones públicas Ashley, a quien la suerte le sonríe siempre, hasta que besa al desgraciado Jake (Chris Pine) y todo cambia. Él empieza a triunfar y ella ya no. Un drástico cambio de papeles, que ahora Lohan parece reproducir en su propia vida.
Su última película, el thriller psicológico I know who killed me, fue un fracaso de taquilla hace tres años. En vez de su carrera en Hollywood, la actriz de 24 años genera titulares en la prensa con sus noches de fiesta, abuso de drogas y detenciones.
El caso Barrymore
La resurrección de Drew Barrymore es una resurrección típicamente hollywodense. En los años 80 fue una estrella infantil gracias a ET, donde interpretó a aquella niña adorable que salvaba al extraterrestre. A los 19 años contrajo matrimonio con el empresario Jeremy Thomas, unión que duró de marzo a mayo de 1994. Aquel primer fracaso sentimental marcó su vida. Se convirtió en rebelde y hasta posó desnuda para Playboy. Protagonizó uno de los mayores escándalos mostrando sus senos en un programa de televisión. Pero luego enderezó su vida y su carrera: se rehabilitó de sus adicciones y se disciplinó en su trabajo además de convertirse en productora de varias películas.
Robert Downey Jr. es otro caso. En los 90 consiguió postulaciones al Oscar (en 1992 por Chaplin) y al Emmy (en 1995 por Ally McBeal. Pero en seguida su carrera se desvaneció entre escándalos, sobre todo a raíz de diversos arrestos por consdumo de drogas. Vivió así durante un lustro hasta que intentó una segunda oportunidad. Entró a una clínica de rehabilitación y en 2003 reapareció en el Festival Sundance para presentar el filme The singing detective.
Día crucial
El caso Lohan parece más complicado, ya que desde mayo lleva un detector en el tobillo y hoy deberá presentarse ante un tribunal por delitos vinculados al abuso de alcohol. La semana pasada fue demandada por dos dueños de locales de Los Ángeles que la acusan de deberles unos 17 mil dólares. Las constantes apariciones en la prensa con escándalos ya hicieron que Lohan perdiera un papel en una película hace unos meses. “Realmente quedó muy afectada y me sentí muy mal”, dijo el director David Michaels, que la dejó fuera de The other side.
Y eso que la carrera de esta joven comenzó con buen pie. A fines de los 90 tuvo éxito con películas como The parent trap. Además trabajaba como modelo y cantante. Su álbum, Speak, fue disco de platino en 2005.
Pero en el rodaje de Georgia rule en 2006 los problemas comenzaron a agravarse. “Se comportó como un niño maleducado”, dijo uno de los productores.
En 2007 fue detenida dos veces conduciendo bajo los efectos del alcohol y las drogas. Su cumpleaños 21 lo celebró en una clínica de rehabilitación. En mayo de este año se divertía en el Festival de Cine de Cannes cuando debía haber acudido a una cita con la justicia en Los Ángeles, lo que le valió una orden de detención. Y este martes una jueza podría mandar a Lohan a la cárcel por violar los requisitos de su libertad condicional. De esa manera, estaría en peligro su único proyecto del momento, Inferno, una biografía de la actriz porno Linda Lovelace. El director Matthew Wilder insiste en que quiere a Lohan como protagonista. Hace poco dijo a Los Angeles Times: “Con tanto revuelo y tanto ruido en la prensa, uno se olvida fácilmente de que en realidad es una actriz grandiosa”.
Los Angeles, EU
Hollywood le fascinan las historias de resurrecciones. Robert Downey Jr. logró dejar las drogas tras luchar durante años y se convirtió en héroe en la piel de Iron Man. Drew Barrymore encontró la estabilidad y buenos papeles tras una adolescencia salvaje. Ahora es la carrera de Lindsay Lohan la que está a prueba.
Cuando hace cuatro años la actriz se destacó en la comedia para adolescentes Just my luck, la joven de entonces 20 años figuraba entre las estrellas en ascenso más solicitadas de Hollywood. En el filme interpretaba a la agente de relaciones públicas Ashley, a quien la suerte le sonríe siempre, hasta que besa al desgraciado Jake (Chris Pine) y todo cambia. Él empieza a triunfar y ella ya no. Un drástico cambio de papeles, que ahora Lohan parece reproducir en su propia vida.
Su última película, el thriller psicológico I know who killed me, fue un fracaso de taquilla hace tres años. En vez de su carrera en Hollywood, la actriz de 24 años genera titulares en la prensa con sus noches de fiesta, abuso de drogas y detenciones.
El caso Barrymore
La resurrección de Drew Barrymore es una resurrección típicamente hollywodense. En los años 80 fue una estrella infantil gracias a ET, donde interpretó a aquella niña adorable que salvaba al extraterrestre. A los 19 años contrajo matrimonio con el empresario Jeremy Thomas, unión que duró de marzo a mayo de 1994. Aquel primer fracaso sentimental marcó su vida. Se convirtió en rebelde y hasta posó desnuda para Playboy. Protagonizó uno de los mayores escándalos mostrando sus senos en un programa de televisión. Pero luego enderezó su vida y su carrera: se rehabilitó de sus adicciones y se disciplinó en su trabajo además de convertirse en productora de varias películas.
Robert Downey Jr. es otro caso. En los 90 consiguió postulaciones al Oscar (en 1992 por Chaplin) y al Emmy (en 1995 por Ally McBeal. Pero en seguida su carrera se desvaneció entre escándalos, sobre todo a raíz de diversos arrestos por consdumo de drogas. Vivió así durante un lustro hasta que intentó una segunda oportunidad. Entró a una clínica de rehabilitación y en 2003 reapareció en el Festival Sundance para presentar el filme The singing detective.
Día crucial
El caso Lohan parece más complicado, ya que desde mayo lleva un detector en el tobillo y hoy deberá presentarse ante un tribunal por delitos vinculados al abuso de alcohol. La semana pasada fue demandada por dos dueños de locales de Los Ángeles que la acusan de deberles unos 17 mil dólares. Las constantes apariciones en la prensa con escándalos ya hicieron que Lohan perdiera un papel en una película hace unos meses. “Realmente quedó muy afectada y me sentí muy mal”, dijo el director David Michaels, que la dejó fuera de The other side.
Y eso que la carrera de esta joven comenzó con buen pie. A fines de los 90 tuvo éxito con películas como The parent trap. Además trabajaba como modelo y cantante. Su álbum, Speak, fue disco de platino en 2005.
Pero en el rodaje de Georgia rule en 2006 los problemas comenzaron a agravarse. “Se comportó como un niño maleducado”, dijo uno de los productores.
En 2007 fue detenida dos veces conduciendo bajo los efectos del alcohol y las drogas. Su cumpleaños 21 lo celebró en una clínica de rehabilitación. En mayo de este año se divertía en el Festival de Cine de Cannes cuando debía haber acudido a una cita con la justicia en Los Ángeles, lo que le valió una orden de detención. Y este martes una jueza podría mandar a Lohan a la cárcel por violar los requisitos de su libertad condicional. De esa manera, estaría en peligro su único proyecto del momento, Inferno, una biografía de la actriz porno Linda Lovelace. El director Matthew Wilder insiste en que quiere a Lohan como protagonista. Hace poco dijo a Los Angeles Times: “Con tanto revuelo y tanto ruido en la prensa, uno se olvida fácilmente de que en realidad es una actriz grandiosa”.
Los Angeles, EU
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