Admite que de no haberse dedicado al cine "probablemente sería pescador"
Enfrenta una delicada situación financiera y la reciente muerte de su padre
Nicolas Cage es uno de los actores con más tirón del mundo, pero pese a ello admite que de no haberse dedicado al cine "probablemente sería pescador", dijo al revelar algunas facetas de su personalidad, en medio de una delicada situación financiera y de haber sufrido recientemente la muerte de su padre.
El actor, de 45 años, ganador del premio Óscar por "Leaving Las Vegas" (1995), se presenta a la entrevista con traje negro, camisa blanca y rostro serio y ojeroso.
Tiene muy reciente tanto el fallecimiento de August Coppola, su padre, como sus problemas económicos, que le han llevado a demandar al ex administrador de sus negocios por encaminarle "hacia la ruina financiera".
El actor debe más de seis millones de dólares a la hacienda estadounidense y le acaban de embargar dos casas valoradas en 6. millones de dólares.
"Entiendo que me preguntes por ello, pero no tengo la libertad de discutirlo porque es un asunto legal", se excusó Cage.
Sus ojos azules, sin embargo, despiertan cuando habla de sus pasiones, como el mar y la pesca.
"No pienso hacer cine toda la vida", afirmó. "No debería decirlo porque nunca se sabe, pero tengo otros intereses. Por ahora no me canso de actuar y seguiré en ello hasta cuando pueda, pero de no haberme dedicado a esto, probablemente sería pescador. Disfruto del mar y, sobre todo, de la tranquilidad y la soledad de quien pesca. Me encanta", agregó.
Cage estrena mañana en EU "Bad Lieutenant: Port Of Call New Orleans", de Werner Herzog, en el que comparte cartel con Eva Mendes y Val Kilmer.
En el filme interpreta a un detective que investiga un crimen mientras hace frente a sus fuertes dolores de espalda, que le llevan a pasarse al uso de las drogas para mitigar el sufrimiento.
"Es una película atrevida y valiente", comentó. "Fue una decisión salvaje hacerla. Pero creo que las cosas que merecen la pena hacer son aquellas que conllevan cierto elemento de riesgo. Normalmente busco cosas que me asusten, cosas que tema y que me hagan dudar, pero que al dar el paso me ofrezcan experiencias importantes", reflexionó.
El actor se refiere a la particular personalidad de su personaje, que le lleva a ofrecer una actuación que unos definen como "genial" y otros como "absolutamente sobreactuada", dentro de una historia rodada al completo en Nueva Orleans, una ciudad "decisiva" en la vida de Cage.
"Es única. No se parece a ninguna otra urbe del mundo. Es un lugar muy, muy extraño. Pero precioso a la vez. Es un gran enigma. Guardo muchos recuerdos y experiencias personales de Nueva Orleans", comentó el actor sobre la ciudad donde filmó su debut como director, "Sonny" (2002).
"Aquel rodaje me abrió la mente a nuevas posibilidades y dimensiones. No sabía a dónde me iba a llevar, pero sabía que merecería la pena. Podía haber resultado un desastre, pero fue catártico para mí", declaró sin dar mayores explicaciones. "Es personal", concedió.
Para el intérprete, "Bad Lieutenant" es el regreso a sus raíces independientes.
"Siempre he querido tener una carrera ecléctica. Creo en las películas de acción para toda la familia porque da a los mayores la oportunidad de conectar con sus hijos y disfrutar de una experiencia en común. Pero yo nací en el mundo 'indie' y para mí es importante volver a ese público de sesiones golfas", manifestó.
Cage pasó de hacer pequeñas cintas con directores ilustres como "Peggy Sue Got Married" (1986, de su tío Francis Ford Coppola), "Raising Arizona" (1987, de los hermanos Coen) o "Wild at Heart" (1990, de David Lynch) -títulos que él mismo enumera- a súper-producciones como "National Treasure" (2004), "Next" (2007) o "Knowing" (2009), con gancho en taquilla pero no entre la crítica.
"Intento no leer nunca las críticas, pero no dejan de dármelas a pesar de que les digo que no lo hagan", apuntó Cage, que no puede evitar cierta tirria hacia quienes ejercen esa profesión.
"Siempre he tenido una relación cercana con el público, no tanto con los críticos. He aprendido a no tomarme nada de lo que digan como algo personal. Hago las películas para mí y para la gente, no para los críticos. Son un grupo muy pequeño y hablan desde un punto de vista cínico y personal", añadió.
Por otra parte, recordó su experiencia a la hora de trabajar con Penélope Cruz en "Captain Corelli's Mandolin" (2001).
"Me pareció una persona genial: agradable, divertida y con un sentido del humor excelente. No me extraña que ganase el Óscar, tiene mucho talento. Estoy seguro de que ganará alguno más", dijo Cage, quien destacó que la relación que guarda con España se limita a sus museos y al vino.
"El Prado se lleva la palma. Tiene la mejor colección de pinturas al óleo del mundo. Me puedo pasar el día allí y acabar la jornada con un vaso de vino. Siempre hago lo mismo", concluyó. Los Angeles, EU
Enfrenta una delicada situación financiera y la reciente muerte de su padre
Nicolas Cage es uno de los actores con más tirón del mundo, pero pese a ello admite que de no haberse dedicado al cine "probablemente sería pescador", dijo al revelar algunas facetas de su personalidad, en medio de una delicada situación financiera y de haber sufrido recientemente la muerte de su padre.
El actor, de 45 años, ganador del premio Óscar por "Leaving Las Vegas" (1995), se presenta a la entrevista con traje negro, camisa blanca y rostro serio y ojeroso.
Tiene muy reciente tanto el fallecimiento de August Coppola, su padre, como sus problemas económicos, que le han llevado a demandar al ex administrador de sus negocios por encaminarle "hacia la ruina financiera".
El actor debe más de seis millones de dólares a la hacienda estadounidense y le acaban de embargar dos casas valoradas en 6. millones de dólares.
"Entiendo que me preguntes por ello, pero no tengo la libertad de discutirlo porque es un asunto legal", se excusó Cage.
Sus ojos azules, sin embargo, despiertan cuando habla de sus pasiones, como el mar y la pesca.
"No pienso hacer cine toda la vida", afirmó. "No debería decirlo porque nunca se sabe, pero tengo otros intereses. Por ahora no me canso de actuar y seguiré en ello hasta cuando pueda, pero de no haberme dedicado a esto, probablemente sería pescador. Disfruto del mar y, sobre todo, de la tranquilidad y la soledad de quien pesca. Me encanta", agregó.
Cage estrena mañana en EU "Bad Lieutenant: Port Of Call New Orleans", de Werner Herzog, en el que comparte cartel con Eva Mendes y Val Kilmer.
En el filme interpreta a un detective que investiga un crimen mientras hace frente a sus fuertes dolores de espalda, que le llevan a pasarse al uso de las drogas para mitigar el sufrimiento.
"Es una película atrevida y valiente", comentó. "Fue una decisión salvaje hacerla. Pero creo que las cosas que merecen la pena hacer son aquellas que conllevan cierto elemento de riesgo. Normalmente busco cosas que me asusten, cosas que tema y que me hagan dudar, pero que al dar el paso me ofrezcan experiencias importantes", reflexionó.
El actor se refiere a la particular personalidad de su personaje, que le lleva a ofrecer una actuación que unos definen como "genial" y otros como "absolutamente sobreactuada", dentro de una historia rodada al completo en Nueva Orleans, una ciudad "decisiva" en la vida de Cage.
"Es única. No se parece a ninguna otra urbe del mundo. Es un lugar muy, muy extraño. Pero precioso a la vez. Es un gran enigma. Guardo muchos recuerdos y experiencias personales de Nueva Orleans", comentó el actor sobre la ciudad donde filmó su debut como director, "Sonny" (2002).
"Aquel rodaje me abrió la mente a nuevas posibilidades y dimensiones. No sabía a dónde me iba a llevar, pero sabía que merecería la pena. Podía haber resultado un desastre, pero fue catártico para mí", declaró sin dar mayores explicaciones. "Es personal", concedió.
Para el intérprete, "Bad Lieutenant" es el regreso a sus raíces independientes.
"Siempre he querido tener una carrera ecléctica. Creo en las películas de acción para toda la familia porque da a los mayores la oportunidad de conectar con sus hijos y disfrutar de una experiencia en común. Pero yo nací en el mundo 'indie' y para mí es importante volver a ese público de sesiones golfas", manifestó.
Cage pasó de hacer pequeñas cintas con directores ilustres como "Peggy Sue Got Married" (1986, de su tío Francis Ford Coppola), "Raising Arizona" (1987, de los hermanos Coen) o "Wild at Heart" (1990, de David Lynch) -títulos que él mismo enumera- a súper-producciones como "National Treasure" (2004), "Next" (2007) o "Knowing" (2009), con gancho en taquilla pero no entre la crítica.
"Intento no leer nunca las críticas, pero no dejan de dármelas a pesar de que les digo que no lo hagan", apuntó Cage, que no puede evitar cierta tirria hacia quienes ejercen esa profesión.
"Siempre he tenido una relación cercana con el público, no tanto con los críticos. He aprendido a no tomarme nada de lo que digan como algo personal. Hago las películas para mí y para la gente, no para los críticos. Son un grupo muy pequeño y hablan desde un punto de vista cínico y personal", añadió.
Por otra parte, recordó su experiencia a la hora de trabajar con Penélope Cruz en "Captain Corelli's Mandolin" (2001).
"Me pareció una persona genial: agradable, divertida y con un sentido del humor excelente. No me extraña que ganase el Óscar, tiene mucho talento. Estoy seguro de que ganará alguno más", dijo Cage, quien destacó que la relación que guarda con España se limita a sus museos y al vino.
"El Prado se lleva la palma. Tiene la mejor colección de pinturas al óleo del mundo. Me puedo pasar el día allí y acabar la jornada con un vaso de vino. Siempre hago lo mismo", concluyó. Los Angeles, EU
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