El director artístico del Festival de Cannes afirma que el certamen no es netamente francés y “es un tesoro universal”.
El año que viene, Thierry Frémaux cumplirá una década como director artístico del Festival de Cannes, el escaparate del cine más importante del mundo. "Cannes no es un festival francés, es un tesoro universal", afirma.
Actualmente se encuentra en Buenos Aires, a donde viajó para presentar las películas seleccionadas por él para la Semana del Cine Europeo que se realiza en Buenos Aires en paralelo a Ventana Sur, un mercado de cine organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina en colaboración con el Marché Du Film de Cannes.
"Es la primera vez que el Festival de Cannes lleva su mercado fuera de Francia, así que es un poco un experimento", explicó Frémaux, de 49 años, responsable de seleccionar las películas que compiten por la Palma de Oro, en entrevista con dpa. "Nos pareció buena idea abrir este mercado en un país donde no hubiera otro previo. México, por ejemplo, ya tiene el de Guadalajara. No hay que olvidar que el cine es un arte industrial en el que la economía es muy importante".
Según Frémaux, quien también dirige el prestigioso Institut Lumière de Lyon, una de las cinematecas más importantes de Europa, el atractivo del cine argentino reside "en la calidad de los directores de la nueva generación". Entre ellos, distingue dos vertientes: una más radical, con cineastas como Lisandro Alonso o Lucrecia Martel, y otra más clásica, representada por Pablo Trapero, Adrián Caetano, Carlos Sorín, Daniel Burman y el fallecido Fabián Bielinsky.
Durante la gestión de Frémaux, nuevas generaciones de directores latinoamericanos como los mexicanos Alejandro González Iñárritu y Carlos Reygadas o los argentinos Gaspar Noé, Lucrecia Martel y Pablo Trapero formaron parte de la selección oficial del prestigioso festival clase A, algo menos frecuente algunas décadas atrás.
"El cine mexicano fue muy fuerte en los años 50, 60 y luego desapareció. Pasó algo parecido con el cine de Rumania, que ahora está regresando. México, Argentina, Rumania, Corea, China, Israel son hoy en día los países con el cine más sorprendente a nivel mundial. En general, está volviendo el cine de los países más lejanos, de regiones como Asia y Latinoamérica", señaló.
Entre los principales logros (o desaciertos, según quién lo mire) de Frémaux se encuentra el haber acercado a Cannes un poco más al cine de Hollywood. De hecho, la primera película de apertura que programó Fremaux en 2001 fue "Moulin Rouge", de Baz Luhrmann, una superproducción de los estudios Fox.
"El mundo cambió. Hoy en día hay en Hollywood directores que son autores, como Quentin Tarantino, David Fincher o los hermanos Coen. Yo no considero a Hollywood lo más alto pero tampoco lo considero lo más bajo", opinó el sucesor del antiguo director artístico, Gilles Jacob, actual presidente del festival.
"Cannes es como una democracia de las películas y el cine estadounidense es todavía uno de los cines más fuertes del mundo. Eso no quiere decir que no tengamos también en Cannes a la nueva generación de directores de Filipinas o Tailandia. Cannes demostró que no hay sólo confrontación entre el cine francés y de Europa y el de Hollywood", apuntó.
Frémaux también llevó varias películas de animación a Cannes: por la Croisette pasaron tanques como "Shrek" o "Up", de los estudios Pixar, que abrió la edición de este año, u otras como "Persépolis", de la iraní Marjane Satrapi, o "Waltz with Bashir", del israelí Ari Folman, que formaron parte de la competencia oficial.
"Para mí era un desafío hacer la prueba en Cannes y ver qué pasaba, somos el festival más importante del mundo, tenemos que hacer esos tests", explicó. "La pregunta es siempre si Cannes es una causa o un efecto; no se sabe a ciencia cierta, ni yo lo quiero saber", agregó entre risas.
Frémaux asegura que hacer la selección de Cannes no es decir "esta película me gusta, esta no". "La selección tiene más que ver con si esa película debe estar o no en Cannes, cuál es el mensaje o la posición de tal tipo de cine y qué propuesta vamos a hacer. A veces hay algunas películas lindísimas, pero más comerciales y me da miedo presentarlas dentro de Cannes, porque la gente puede decir 'Yo no estoy en Cannes para ver esto'. De hecho, me gustaría que haya más comedia en Cannes".
Frémaux cuenta entre sus amistades a directores como Bertrand Tavernier, Clint Eastwood, Martin Scorsese, Quentin Tarantino, los hermanos Dardenne o Francis Ford Coppola, aunque asegura que su tarea como programador nunca interfirió con el vínculo.
"Nuestra relación se basa en la sinceridad. Ellos saben que hacemos la selección con mucha convicción y que podemos equivocarnos. Pero equivocarse no es destruir, es algo normal. La selección no es una actividad científica, es una tarea humana, y por supuesto no es fácil a veces evitar el desacuerdo con algún director, sobre todo si es un amigo, aunque nunca tuve un conflicto importante", dijo.
A modo de ejemplo, recordó que al año pasado coincidió con su amigo Coppola en Buenos Aires y que no por eso el último film del director estadounidense, "Tetro", rodado en Argentina, formó parte de la competencia oficial de Cannes. "Fue a la Quincena de los Realizadores", añadió. Buenos Aires, Argentina
El año que viene, Thierry Frémaux cumplirá una década como director artístico del Festival de Cannes, el escaparate del cine más importante del mundo. "Cannes no es un festival francés, es un tesoro universal", afirma.
Actualmente se encuentra en Buenos Aires, a donde viajó para presentar las películas seleccionadas por él para la Semana del Cine Europeo que se realiza en Buenos Aires en paralelo a Ventana Sur, un mercado de cine organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina en colaboración con el Marché Du Film de Cannes.
"Es la primera vez que el Festival de Cannes lleva su mercado fuera de Francia, así que es un poco un experimento", explicó Frémaux, de 49 años, responsable de seleccionar las películas que compiten por la Palma de Oro, en entrevista con dpa. "Nos pareció buena idea abrir este mercado en un país donde no hubiera otro previo. México, por ejemplo, ya tiene el de Guadalajara. No hay que olvidar que el cine es un arte industrial en el que la economía es muy importante".
Según Frémaux, quien también dirige el prestigioso Institut Lumière de Lyon, una de las cinematecas más importantes de Europa, el atractivo del cine argentino reside "en la calidad de los directores de la nueva generación". Entre ellos, distingue dos vertientes: una más radical, con cineastas como Lisandro Alonso o Lucrecia Martel, y otra más clásica, representada por Pablo Trapero, Adrián Caetano, Carlos Sorín, Daniel Burman y el fallecido Fabián Bielinsky.
Durante la gestión de Frémaux, nuevas generaciones de directores latinoamericanos como los mexicanos Alejandro González Iñárritu y Carlos Reygadas o los argentinos Gaspar Noé, Lucrecia Martel y Pablo Trapero formaron parte de la selección oficial del prestigioso festival clase A, algo menos frecuente algunas décadas atrás.
"El cine mexicano fue muy fuerte en los años 50, 60 y luego desapareció. Pasó algo parecido con el cine de Rumania, que ahora está regresando. México, Argentina, Rumania, Corea, China, Israel son hoy en día los países con el cine más sorprendente a nivel mundial. En general, está volviendo el cine de los países más lejanos, de regiones como Asia y Latinoamérica", señaló.
Entre los principales logros (o desaciertos, según quién lo mire) de Frémaux se encuentra el haber acercado a Cannes un poco más al cine de Hollywood. De hecho, la primera película de apertura que programó Fremaux en 2001 fue "Moulin Rouge", de Baz Luhrmann, una superproducción de los estudios Fox.
"El mundo cambió. Hoy en día hay en Hollywood directores que son autores, como Quentin Tarantino, David Fincher o los hermanos Coen. Yo no considero a Hollywood lo más alto pero tampoco lo considero lo más bajo", opinó el sucesor del antiguo director artístico, Gilles Jacob, actual presidente del festival.
"Cannes es como una democracia de las películas y el cine estadounidense es todavía uno de los cines más fuertes del mundo. Eso no quiere decir que no tengamos también en Cannes a la nueva generación de directores de Filipinas o Tailandia. Cannes demostró que no hay sólo confrontación entre el cine francés y de Europa y el de Hollywood", apuntó.
Frémaux también llevó varias películas de animación a Cannes: por la Croisette pasaron tanques como "Shrek" o "Up", de los estudios Pixar, que abrió la edición de este año, u otras como "Persépolis", de la iraní Marjane Satrapi, o "Waltz with Bashir", del israelí Ari Folman, que formaron parte de la competencia oficial.
"Para mí era un desafío hacer la prueba en Cannes y ver qué pasaba, somos el festival más importante del mundo, tenemos que hacer esos tests", explicó. "La pregunta es siempre si Cannes es una causa o un efecto; no se sabe a ciencia cierta, ni yo lo quiero saber", agregó entre risas.
Frémaux asegura que hacer la selección de Cannes no es decir "esta película me gusta, esta no". "La selección tiene más que ver con si esa película debe estar o no en Cannes, cuál es el mensaje o la posición de tal tipo de cine y qué propuesta vamos a hacer. A veces hay algunas películas lindísimas, pero más comerciales y me da miedo presentarlas dentro de Cannes, porque la gente puede decir 'Yo no estoy en Cannes para ver esto'. De hecho, me gustaría que haya más comedia en Cannes".
Frémaux cuenta entre sus amistades a directores como Bertrand Tavernier, Clint Eastwood, Martin Scorsese, Quentin Tarantino, los hermanos Dardenne o Francis Ford Coppola, aunque asegura que su tarea como programador nunca interfirió con el vínculo.
"Nuestra relación se basa en la sinceridad. Ellos saben que hacemos la selección con mucha convicción y que podemos equivocarnos. Pero equivocarse no es destruir, es algo normal. La selección no es una actividad científica, es una tarea humana, y por supuesto no es fácil a veces evitar el desacuerdo con algún director, sobre todo si es un amigo, aunque nunca tuve un conflicto importante", dijo.
A modo de ejemplo, recordó que al año pasado coincidió con su amigo Coppola en Buenos Aires y que no por eso el último film del director estadounidense, "Tetro", rodado en Argentina, formó parte de la competencia oficial de Cannes. "Fue a la Quincena de los Realizadores", añadió. Buenos Aires, Argentina
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