Dieciocho réplicas de esqueletos y 12 robots serán exhibidos en la plancha del Zócalo.
La Ciudad de México ha recibido una invasión de dinosaurios. Dieciocho réplicas de esqueletos y 12 robots en tamaño real ocupan la céntrica Plaza del Zócalo, en una monumental exposición que abrirá mañana sobre 4 mil 600 metros cuadrados.
El gobierno de la Ciudad de México planea demostrar al mundo su vuelta a la normalidad luego de la contingencia sanitaria que se vivió desde el 23 de abril por la epidemia de influenza A (H1N1).
La exposición "Huellas de la vida", que finalizará el 30 de agosto, simboliza la "reactivación de todas nuestras actividades", dijo el alcalde de la ciudad, Marcelo Ebrard, durante un recorrido por el sitio.
Además de explicar cronológicamente la evolución natural, la muestra celebra los 150 años de la publicación de "El origen de las especies", del inglés Charles Darwin, como plantea la segunda de sus ocho salas, resguardadas bajo inmensas carpas.
Considerada la más grande en su tipo, la colección "reúne 170 objetos entre restos fósiles originales y reconstrucciones científicas", algunos por primera vez, informó a dpa la museógrafa Lina Hall.
En la tercera y cuarta salas el público puede observar en un laboratorio y una zona de excavaciones la labor que realizan paleontólogos y otros especialistas.
Como apoyo hay videos, escenografías, cédulas informativas y otros recursos que recrean la vida de reptiles marinos y voladores, peces, plantas, mamíferos y otros seres que habitaron el territorio mexicano hasta 100 millones de años atrás.
Uno de los espacios más imponentes es el área de los dinosaurios, donde el esqueleto de un Microraptor (terrestre) o un Quetzalcóatlus (volador) dan cuenta del tamaño que tenían estos animales.
"También se exhibe el Velafrons coahuilensis, el más grande hallado en México", explicó Paulo Pelletier, guía del Museo del Desierto, en el estado norteño de Coahuila, recinto que prestó el 90 por ciento de las piezas.
Otra sala recrea figura, movimientos y sonidos de especies como el gliptodonte, semejante al armadillo, o el Triceratops.
La exhibición estaba prevista para presentarse del 30 de abril al 30 de julio. Sin embargo, el brote del virus H1N1 obligó a posponerla.
Su montaje, planeado desde hace un año, contó con la participación de otros recintos mexicanos como el Museo de Historia Natural, el de Geología y el Universum de la Universidad Autónoma de México, el de Paleontología de Guadalajara y el de Nuevo Laredo, en Estados Unidos.
En la última parte la muestra invita a reflexionar sobre el calentamiento global y sus riesgos.
"Se puede venir con seguridad y tranquilidad", aseguró el alcalde de la capital mexicana. La ciudad intenta recuperar su vitalidad, y los dinosaurios contribuyen a que lo haga a lo grande. México, D.F. DPA (La Jornada)
jueves, 21 de mayo de 2009
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