miércoles, 27 de mayo de 2009

Se inicia en Roma exposición sobre historia del joyero Bulgari

Los cinturones, broches, botones, collares y hasta porta misales realizados por Sotiris Boulgaris bajo la guía de su padre en su patria de nacimiento, Grecia, abren la primera gran exposición dedicada a la célebre marca de joyas italiana.

Elizabeth Taylor sólo conoce una palabra italiana y esa sería Bulgari... la joyería que expone 125 años de creaciones en Roma, en una brillante retrospectiva donde tienen un buen lugar la Dolce Vita y sus divas, un mundo encantado y lejano de toda crisis económica.
Los cinturones, broches, botones, collares y hasta porta misales realizados por Sotiris Boulgaris bajo la guía de su padre en su patria de nacimiento, Grecia, abren la primera gran exposición dedicada a la célebre marca de joyas italiana.
En 1884, convertido en el ciudadano italiano Sotirio Bulgari, funda en el corazón de Roma, en la legendaria via Condotti, sede actual de la joyería, una tienda de viejas curiosidades, con joyas, antigüedades y objetos raros, la "Old Curiosity Shop".
Las primeras creaciones en platino con incrustaciones de diamantes nacen en 1910 mientras pocos años después lanzan las joyas "transformables", de estilo art-deco, con relojes geométricos y brazaletes de esmeraldas y ónix que forman figuras simétricas modernas.
En 1932, el hijo de Sotirio, Giorgio, crea para su futura esposa el anillo Trombino, uno de los modelos más exitosos de Bulgari, constituido por una grande gema cuadrada sobre un piso de diamantes con otros más grandes dispuestos en forma horizontal para valorizar la piedra.
En la década de los 50-60 Bulgari perfecciona las antiguas joyas Tremblant, broches y prendedores con forma de flores, la mayoría con perlas y platinos y que gracias a un mecanismo particular la flor vibra con el más mínimo movimiento.
Son los años en los que estalla el color, una verdadera revolución en el mundo de la orfebrería y Bulgari mezcla con audacia el verde de las esmeraldas, el rojo de los rubíes y el azul de los zafiros.
Un estilo que identificará para siempre la firma italiana, convertida en punto de referencia de la alta joyería.
"Una joya Bulgari se reconoce como un traje Chanel", escribe la prensa de entonces.
Sus joyas constelan las mayores celebridades del momento, se convierte en el emblema de la Dolce Vita: Anna Magnani adora los rubíes, Gina Lollobrigida las esmeraldas, Sophia Loren e Ingrid Bergman los diamantes.
Todas lucen las creaciones de Bulgari para sus cenas mundanas, posan en revistas, desfilan en festivales con formidables collares, aretes, anillos y pulseras de la casa italiana.
"El uso de joyas con piedras de varios colores e integradas en una sola joya, aprovechando por ejemplo las tonalidades de zafiros, ha sido un estilo que todo el mundo copió", explicó la comisaria de la exposición Amanda Triossi.
Entre las 500 piezas exhibidas, algunas en salas casi oscuras para resaltar la belleza de las piedras, figura la colección de Elizabeth Taylor, presentada por primera vez en Europa.
"La ventaja de filmar Cleopatra en Roma era poder ir a Bulgari", admitió la estrella estadunidense. Roma, Italia. AFP (La Jornada)

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