Los cuadros de Matisse ya no están aquí, pero en el dormitorio se puede ver el cabecero diseñado por el propio Picasso a rayas verdes y amarillas que recuerdan la bandera catalana. Frente a la cama hay una alfombra negra y roja, también creación del artista.
Durante más de 20 años, el palacio de Pablo Picasso en Vauvenargues, cerca de Aix-en- Provence, estuvo abandonado. Ahora, la construcción medieval del sur de Francia abre sus puertas por primera vez al público, aunque sólo entre junio y septiembre.
La construcción muestra muchos aspectos del artista, empezando por la tumba del pintor español, que yace aquí junto a su última mujer, Jacqueline. En el terreno redondo cubierto de césped a la entrada del castillo no hay ninguna cruz ni inscripción, sólo el enorme bronce "Femme au vase".
Se pueden visitar las habitaciones principales en las que vivió Picasso entre 1959 y 1961: el comedor, el dormitorio, baño y atelier. La decoración es espartana. Cuando Picasso compró la propiedad del siglo XIV con las dos torres redondas estaba completamente vacía.
"Lo llenaré con mis obras", le dijo al parecer al vendedor de la inmobiliaria cuando lo adquirió en septiembre de 1958.
Hizo traer toda su colección a Vauvenargues, colgó las obras de Matisse "Retrato de Marguerite" y "Naturaleza muerta con naranjas" en el comedor, diseñó en el baño una magnífica pintura mural con un fauno y puso en la entrada sus figuras de bronce.
Los cuadros de Matisse ya no están aquí, pero en el dormitorio se puede ver el cabecero diseñado por el propio Picasso a rayas verdes y amarillas que recuerdan la bandera catalana. Frente a la cama hay una alfombra negra y roja, también creación del artista.
Todo dentro y fuera del castillo es sobrio y sencillo, con una excepción. Un mueble bufet estilo Enrique II barnizado de color oscuro, pesado y adornado con arabescos. Le fascinaba al pintor nacido en Málaga, porque aparece en cuatro óleos de gran tamaño, junto con un perro dálmata.
Tres de las obras surgidas entre 1959 y 1961 se encuentran actualmente en la exposición "Picasso-Cézanne" en el Museo Granet de Aix-en-Provence, abierto al público también por primera vez con motivo de la muestra.
Picasso admiró siempre a Cézanne, que era para él una fuente de inspiración, tal como muestra la exhibición en Aix-en-Provence. Cuando compró el castillo con más de 1.000 hectáreas de bosque del otro lado del monte Sainte-Victoire, un motivo muy habitual en las pinturas de Cézanne, le dijo a su galerista Daniel-Henry Kahnweiler: "He comprado el Sainte-Victoire de Cézanne". "¿Cuál?", le preguntó Kahnweiler. "El original".
La propiedad fue heredada por Catherine Hutin, la hija del primer matrimonio de Jacqueline. Ella ha invertido cinco millones de euros en la restauración y quería tener abierto el castillo más allá de la exposición, pero los habitantes del pequeño pueblo se opusieron porque no quieren turismo masivo.
Por eso no paran las reservas para visitar el lugar. Frente a la puerta de hierro de entrada hay un cartel que reza: "El museo se encuentra en París. No insista". Internet: www.picasso-aix2009. Aix-en-Provence (Francia (Milenio)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario