jueves, 28 de mayo de 2009

Onetti, a 15 años de su muerte

El próximo 30 de mayo se cumplirán tres lustros desde el fallecimiento del escritor uruguayo. Las autoridades uruguayas propusieron llamar este año “El año de Onetti” para acercar a los jóvenes a su obra.

A 15 años de su muerte y casi 100 de su nacimiento, el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti siempre admite una nueva lectura "sobre todo, desde el lugar de dónde se lee".
"No es lo mismo leído por un europeo del este o el oeste, que leído en Montevideo, Nueva York o Australia. No es una cuestión geográfica solamente sino cultural" explicó este jueves a DPA el escritor, docente y director de cultura Hugo Achugar.
Onetti nació en Montevideo el 1 de julio de 1909 y murió el 30 de mayo de 1994, en Madrid, donde se radicó en 1974, un año después del golpe de Estado que instauró una dictadura en el país sudamericano. Cuando volvió la democracia, en 1985, Onetti se negó a retornar a su país.
En abril de 1981 el rey Juan Carlos de España le entregó el premio Cervantes, en la universidad de Alcalá, pero también fue premio Nacional de Literatura 1959-1960 en su país y en 1991 se le entregó el Premio Rodó por la labor intelectual, entre otras distinciones.
Sin embargo, muchos uruguayos admiten que Onetti es uno de esos escritores "difíciles", "herméticos" que aborda la intensidad existencialista, la existencia mística, desde su particular inventiva e imaginación fecunda.
Esos elementos lo han hecho poco atractivo, particularmente para las nuevas generaciones, por eso las autoridades uruguayas se propusieron este año, llamado “El año de Onetti", acercar a los jóvenes al universo "onettiano".
Tratando de buscar el acercamiento de ese público no tradicional, la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación impulsa un concurso de historietas y caricaturas, invitando a los jóvenes a participar, basando sus creaciones en cuentos y novelas del autor.
"El mayor desafío quizás sea el romper una especie de barrera generacional. Siempre se pensó que Onetti era una lectura para adultos y maduros, personas con cierta carga de vida, de existencia.
Que al joven no lo veía así por no tener la experiencia vital suficiente", comentó Achugar.
Este intelectual uruguayo, que ha sido docente en su país y en Venezuela, contó además que los "jóvenes, de entre 18 y 22 años, una vez que entran, descubren cosas interesantes, como el humor o la ironía, por ejemplo, o cierto desenfado".
Onetti era amargo, hermético, huraño, pero "también tenía una veta transgresora". Como periodista tuvo una columna en el desaparecido semanario "Marcha", en la década de 1940, en la que usaba el seudónimo "Periquito el aguador". Pero también usó el seudónimo de Grucho Marx, sin la "o" en el nombre.
Un folleto distribuido esta semana por el gobierno municipal de Montevideo, recuerda que la de "Periquito" era "una columna de alacraneo cultural, nacionalista y antiimperialista, titulada 'La piedra en el charco'" y en ella Onetti esbozaba una teoría literaria según la cual el escritor nace para serlo, que debe ser consciente de su destino, y no distraerse nunca.
Además de los jóvenes uruguayos, hace unos años empezaron a aparecer lecturas en lo que se llama Movimiento Queer (raros, en inglés), que reúne a gays y lesbianas y que leen a Onetti desde ese lugar.
Según contó Achugar "desmontan el machismo de Onetti, el heterosexismo e incluso, algunos personajes ambiguos" de sus creaciones literarias.
"A medida que cambian los tiempos y uno se mueve de lugar, puede leer algo nuevo" de Onetti, que este año será recordado con múltiples actividades en su país y en otras naciones de habla hispana, como México y España.
Para empezar a conocer la obra de Onetti, Achugar sugiere algunos de los cuentos y la novela "El pozo", que "sigue siendo un gran texto contemporáneo".
Allí Onetti hace juegos con el cine de la época, con las novelas de detectives, el lejano oeste y "de algún modo están presentes los códigos de una cultura audiovisual". "Si no sugeriría algunos de los cuentos com "Sueño realizado" o una novela corta como 'Los Adioses'". Montevideo, Uruguay. DPA (La Jornada)

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