El prefecto del Archivo Secreto considera que el papa Urbano VIII estaba decidido a que se condenara en 1633 al científico italiano por adherirse a la teoría de Copérnico
El obispo Sergio Pagano, prefecto del Archivo Secreto Vaticano, ha dicho que en el proceso a Galileo (Pisa 1564-Florencia 1647) se cometieron muchos errores, "pero que no se puede negar la firme decisión de Urbano VIII de querer el juicio y la condena" del astrónomo.
En declaraciones a L`Osservatore Romano, Pagano anuncia que a finales de junio saldrá el libro que ha escrito sobre el proceso a Galileo, que pretende ser la "contribución humilde y silenciosa del Archivo Secreto Vaticano" al Año de la Astronomía, convocado por la ONU para conmemorar los 400 años de los primeros descubrimientos astronómicos.
Galileo Galilei fue condenado por la Inquisición en 1633 por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo en contra de lo que se pensaba en su época.
El prelado manifestó que el "comportamiento" de los teólogos de la época "podía haber sido más compresivo y elástico" y, tras precisar que aquellos tiempos "no estaba todavía maduros" para acoger los estudios científicos "del gran estudioso pisano", Pagano añadió que también Galileo cometió algunos errores.
"En una cultura dominada por la visión de Ptolomeo, la irrupción del sistema copernicano, que venía a contradecir sistemáticamente Las Escrituras, entonces leídas sin interpretaciones, exigía de parte de Galileo un comportamiento menos apodíctico (irrefutable)", afirmó el obispo.
El prelado añadió que "al mismo tiempo no se puede negar la firme y resoluta decisión del papa Urbano VIII de querer el juicio y la condena, entregando las cartas y los estudios de Galileo a la criba de estudiosos recelosos y no siempre a la altura".
Según Pagano, entre los jesuitas, que no participaron en el juicio, los había dispuestos a ser más "indulgentes" con Galileo.
En el libro, el obispo Pagano incluye todas las cartas ya conocidas y utilizadas durante el proceso, así como una veintena de nuevos documentos encontrados en los Archivos Vaticanos. También ahonda en los personajes implicados en el caso, muchos de ellos inquisidores.
Galileo Galilei fue condenado por la Inquisición por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo en contra de lo que se pensaba en su época.
El juicio, desarrollado a partir de las denuncias del dominico Tommaso Caccini, en 1616, concluyó el 22 de junio de 1633, cuando fue obligado a abjurar de sus conocimientos.
El 31 de octubre de 1992, a los 350 años de su muerte, Juan Pablo II lo rehabilitó solemnemente y criticó los errores de los teólogos de la época que dieron pié a tal condena, sin descalificar expresamente al tribunal que lo sentenció.
En un discurso de 13 páginas, leído en la Sala Regia del Palacio Apostólico, el Papa Wojtyla le calificó de "físico genial" y "creyente sincero", "que se mostró más perspicaz en la interpretación de la Escritura que sus adversarios teólogos".
El arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, aseguró recientemente que el papa Urbano VIII nunca firmó la condena de la Inquisición al científico italiano. Ciudad del Vaticano. EFE (El Universal)
En declaraciones a L`Osservatore Romano, Pagano anuncia que a finales de junio saldrá el libro que ha escrito sobre el proceso a Galileo, que pretende ser la "contribución humilde y silenciosa del Archivo Secreto Vaticano" al Año de la Astronomía, convocado por la ONU para conmemorar los 400 años de los primeros descubrimientos astronómicos.
Galileo Galilei fue condenado por la Inquisición en 1633 por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo en contra de lo que se pensaba en su época.
El prelado manifestó que el "comportamiento" de los teólogos de la época "podía haber sido más compresivo y elástico" y, tras precisar que aquellos tiempos "no estaba todavía maduros" para acoger los estudios científicos "del gran estudioso pisano", Pagano añadió que también Galileo cometió algunos errores.
"En una cultura dominada por la visión de Ptolomeo, la irrupción del sistema copernicano, que venía a contradecir sistemáticamente Las Escrituras, entonces leídas sin interpretaciones, exigía de parte de Galileo un comportamiento menos apodíctico (irrefutable)", afirmó el obispo.
El prelado añadió que "al mismo tiempo no se puede negar la firme y resoluta decisión del papa Urbano VIII de querer el juicio y la condena, entregando las cartas y los estudios de Galileo a la criba de estudiosos recelosos y no siempre a la altura".
Según Pagano, entre los jesuitas, que no participaron en el juicio, los había dispuestos a ser más "indulgentes" con Galileo.
En el libro, el obispo Pagano incluye todas las cartas ya conocidas y utilizadas durante el proceso, así como una veintena de nuevos documentos encontrados en los Archivos Vaticanos. También ahonda en los personajes implicados en el caso, muchos de ellos inquisidores.
Galileo Galilei fue condenado por la Inquisición por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo en contra de lo que se pensaba en su época.
El juicio, desarrollado a partir de las denuncias del dominico Tommaso Caccini, en 1616, concluyó el 22 de junio de 1633, cuando fue obligado a abjurar de sus conocimientos.
El 31 de octubre de 1992, a los 350 años de su muerte, Juan Pablo II lo rehabilitó solemnemente y criticó los errores de los teólogos de la época que dieron pié a tal condena, sin descalificar expresamente al tribunal que lo sentenció.
En un discurso de 13 páginas, leído en la Sala Regia del Palacio Apostólico, el Papa Wojtyla le calificó de "físico genial" y "creyente sincero", "que se mostró más perspicaz en la interpretación de la Escritura que sus adversarios teólogos".
El arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, aseguró recientemente que el papa Urbano VIII nunca firmó la condena de la Inquisición al científico italiano. Ciudad del Vaticano. EFE (El Universal)
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