Las cintas abordan temas como el hambre en Brasil, la movilización estudiantil en Chile y la migración.
El Festival de Biarritz, que entrega el sábado sus premios, ha confirmado la buena salud del documental en América Latina, con filmes que tratan diferentes temas como el de los hombres que viven aislados en la Amazonia, el hambre en Brasil o la "rebelión de los pingüinos" en Chile.
El documental "juega un papel importante en la memoria colectiva y social", subrayó en Biarritz el joven realizador chileno Jaime Díaz Lavanchy, quien entre mayo de 2006 y diciembre de 2008 siguió con su cámara la revuelta de los estudiantes de secundaria de su país, llamados pingüinos.
"Los estudiantes no tenían ninguna confianza en la prensa: el ingreso en las asambleas estudiantiles estaba prohibido a los periodistas", indicó el cineasta, recordando la revuelta que movilizó a más de un millón de estudiantes de secundaria, que tomaron cientos de colegios en todo Chile.
"Pero ellos entendieron muy bien el deber de memoria, y me dejaron realizar un documental independiente, para constituir así archivos con un objetivo histórico", indicó Díaz Lavanchy.
El brasileño Jose Padilha, realizador del premiado largometraje de ficción "Tropa de elite", presentó en Biarritz su documental Garapa, uno de los 15 que compiten por el Premio Unión Latina a mejor documental, que será atribuido el sábado en la clausura del Festival de Cines y Culturas de América Latina, que empezó el lunes.
Garapa - un filme en blanco y negro, cuyo título se refiere a la mezcla de agua y azúcar que las madres dan a sus niños cuando no tienen leche u otra cosa para darles de comer -, retrata, a través de tres familias, el hambre que golpea cotidianamente a millones de familias pobres en el árido noreste brasileño.
"Pero el hambre no sólo es un problema de Brasil", subraya Padilla - quien filmó también el excelente documental Onibus 174-, recalcando que el hambre en Brasil no es tanto un problema de producción como de distribución.
"Los que se quedan", un documental realizado por los mexicanos Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman, trata de las familias de aquellos que partieron "al Norte" (EU) en búsqueda de mejores oportunidades.
Rulfo firma también la magnífica fotografía del documental, que vuelca una mirada íntima sobre la nostalgia, la memoria, los sueños y frustraciones de "los que se quedan", que viven en espera de los que se fueron.
Criada, un documental del argentino Matías Herrera Córdoba, retrata a una mujer mapuche que trabaja de doméstica en Argentina, en cuanto que El Arbol Olvidado, de Luis Rincón, explora el barrio de México donde el legendario realizador español Luis Buñuel filmó Los Olvidados.
La película Zo'é os Homens da ultima fronteira, de Paul y Maté Dequit y Serge Guiraud, retrata al último grupo indígena de lengua tupí contactado por la sociedad moderna, que vive en un aislamiento casi total en la Amazonia brasileña.
Pueblos unidos, de los mexicanos Felipe Casanova y Miguel Ángel Díaz, explora una granja productora de cerdos de Veracruz, que se cree que podría ser el origen de la gripe porcina que se ha extendido por el mundo entero.
Están también en liza para el premio al mejor documental Mi vida con Carlos, una producción chileno-española realizada por German Berger-Hertz, la producción cubano-boliviana La chirola y María y el nuevo mundo, del venezolano George Walker Torres, entre otras.
Hay sin embargo una destacada ausencia: el documental Pecados de mi padre, del argentino Nicolás Entel, que cuenta la historia del narcotraficante colombiano Pablo Escobar desde el punto de vista de su único hijo y de sus víctimas.
El filme no llegó a Biarritz, donde era muy esperado, supuestamente porque "no fue terminado a tiempo", indican los organizadores del Festival, que se celebra desde hace 18 años en este balneario de la costa vasca francesa. Biarritz
El documental "juega un papel importante en la memoria colectiva y social", subrayó en Biarritz el joven realizador chileno Jaime Díaz Lavanchy, quien entre mayo de 2006 y diciembre de 2008 siguió con su cámara la revuelta de los estudiantes de secundaria de su país, llamados pingüinos.
"Los estudiantes no tenían ninguna confianza en la prensa: el ingreso en las asambleas estudiantiles estaba prohibido a los periodistas", indicó el cineasta, recordando la revuelta que movilizó a más de un millón de estudiantes de secundaria, que tomaron cientos de colegios en todo Chile.
"Pero ellos entendieron muy bien el deber de memoria, y me dejaron realizar un documental independiente, para constituir así archivos con un objetivo histórico", indicó Díaz Lavanchy.
El brasileño Jose Padilha, realizador del premiado largometraje de ficción "Tropa de elite", presentó en Biarritz su documental Garapa, uno de los 15 que compiten por el Premio Unión Latina a mejor documental, que será atribuido el sábado en la clausura del Festival de Cines y Culturas de América Latina, que empezó el lunes.
Garapa - un filme en blanco y negro, cuyo título se refiere a la mezcla de agua y azúcar que las madres dan a sus niños cuando no tienen leche u otra cosa para darles de comer -, retrata, a través de tres familias, el hambre que golpea cotidianamente a millones de familias pobres en el árido noreste brasileño.
"Pero el hambre no sólo es un problema de Brasil", subraya Padilla - quien filmó también el excelente documental Onibus 174-, recalcando que el hambre en Brasil no es tanto un problema de producción como de distribución.
"Los que se quedan", un documental realizado por los mexicanos Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman, trata de las familias de aquellos que partieron "al Norte" (EU) en búsqueda de mejores oportunidades.
Rulfo firma también la magnífica fotografía del documental, que vuelca una mirada íntima sobre la nostalgia, la memoria, los sueños y frustraciones de "los que se quedan", que viven en espera de los que se fueron.
Criada, un documental del argentino Matías Herrera Córdoba, retrata a una mujer mapuche que trabaja de doméstica en Argentina, en cuanto que El Arbol Olvidado, de Luis Rincón, explora el barrio de México donde el legendario realizador español Luis Buñuel filmó Los Olvidados.
La película Zo'é os Homens da ultima fronteira, de Paul y Maté Dequit y Serge Guiraud, retrata al último grupo indígena de lengua tupí contactado por la sociedad moderna, que vive en un aislamiento casi total en la Amazonia brasileña.
Pueblos unidos, de los mexicanos Felipe Casanova y Miguel Ángel Díaz, explora una granja productora de cerdos de Veracruz, que se cree que podría ser el origen de la gripe porcina que se ha extendido por el mundo entero.
Están también en liza para el premio al mejor documental Mi vida con Carlos, una producción chileno-española realizada por German Berger-Hertz, la producción cubano-boliviana La chirola y María y el nuevo mundo, del venezolano George Walker Torres, entre otras.
Hay sin embargo una destacada ausencia: el documental Pecados de mi padre, del argentino Nicolás Entel, que cuenta la historia del narcotraficante colombiano Pablo Escobar desde el punto de vista de su único hijo y de sus víctimas.
El filme no llegó a Biarritz, donde era muy esperado, supuestamente porque "no fue terminado a tiempo", indican los organizadores del Festival, que se celebra desde hace 18 años en este balneario de la costa vasca francesa. Biarritz
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