lunes, 12 de octubre de 2009

Celebran con Sarah Brightman


En Monterrey, Sarah Brightman pone punto y seguido a su gira por México, el 31 de octubre regresa para ofrecer otra velada mágica en Chichén Itzá.


Para que un espectáculo sea de calidad no siempre se necesita de grandes producciones y esto quedó más que demostrado anoche, cuando Sarah Brightman regresó a Monterrey para ofrecer una noche inolvidable, en donde más que un concierto, lo que vivieron miles de asistentes fue una celebración de vida, amor y pasión por la música.
Los espejos, columpios y bailarines que deslumbraron como en su anterior visita.
Como si se tratara de un musical que contaba su propia vida, el espectáculo fue dividido en dos actos y siete capítulos. Cuando Sarah interpretó “Hijo de la luna”, la energía se desbordó y cantando en español, la británica transportó a su público por un viaje sublime del que nadie quería regresar. “Symphony”, “It’s a beautiful day”, “Nessun dorma”, “Canto della terra”, “Deliver me” y “Question of honor” estuvieorn en su lista, así como el tema principal de El fantasma de la ópera.
En Monterrey, Sarah Brightman pone punto y seguido a su gira por México, el 31 de octubre regresa para ofrecer otra velada mágica en Chichén Itzá; los boletos se cotizan en los 8 mil pesos.

Durante cada capítulo del espectáculo, la soprano lució un vestido diferente en colores rojo, azul turquesa, negro, plateado, entre otros, que por supuesto la hicieron lucir más sobre el escenario de la Arena Monterrey.

Dos temas en español se dejaron escuchar, pero sin lugar a dudas que “Hijo de la luna” fue una interpretación sublime, no en vano ella dice que adora este tema y que es uno de sus favoritos.

Sarah Brightman, de 49 años de edad, transportó a su público por un mundo de magia y fantasía de colores que más que un concierto, es una celebración a la vida y a la música.

Aunque su voz brilló, algunos asistentes se quejaron ante la poca producción que Brightman presentó.

Demostró inocencia al jugar y dar vueltas con las formas de sus vestidos, mientras su potente voz conquistaba a la multitud que la vitoreó como una auténtica reina. Monterrey, NL

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