lunes, 8 de junio de 2009

Uribe es un Bush en chiquito, considera la escritora Laura Restrepo

La escritora colombiana, que califica a su país como una "tiranía democrática", lamentó que muchos colombianos y muchos gobiernos del mundo saluden a Álvaro Uribe como si fuera uno más de los ejecutivos democráticos.

La escritora colombiana Laura Restrepo (Bogotá, 1950) dijo hoy que el presidente Álvaro Uribe "es un Bush en chiquito", ya que aplica la misma fórmula de "seguridad al precio que sea" que implantó el ex presidente estadounidense en sus ocho años al frente de la Casa Blanca.
"Es difícil entender a Uribe sin la era (de George W.) Bush. Es posible que con (Barack) Obama las cosas cambien, y que el cambio en la situación internacional influya en que empiece a romperse el silencio en Colombia", dijo.
Restrepo hizo estas declaraciones en la sede de Casa América en Barcelona, durante la presentación en España de su última novela, "Demasiados héroes", una historia basada en su experiencia como militante clandestina en la dictadura argentina del general Rafael Videla.
"La dictadura argentina de los años 70 y 80 pasó con toda justicia a la historia universal de la infamia por 30.000 muertos. En el gobierno de Álvaro Uribe, esta cifra bien puede haberse triplicado sin que la prensa del mundo lo señale como un horror".
La escritora colombiana, que califica a su país como una "tiranía democrática", lamentó que muchos colombianos y muchos gobiernos del mundo saluden a Álvaro Uribe como si fuera uno más de los ejecutivos democráticos, "cuando es un gobierno apoyado en el paramilitarismo de manera comprobada, que tiene más de 40 de sus funcionarios en la cárcel acusados de narcoparamilitarismo".
"El sometimiento de las víctimas en Colombia es equivalente a cualquiera de los regímenes atroces que hay en el mundo en medio del silencio y el aparente visto bueno", aubrayó.
Restrepo pasó cuatro años como militante clandestina en la dictadura argentina y ahora, cinco después de su última y exitosa obra, "Delirio", ha decidido novelar esa época de su vida de militancia "invisible" y "pacífica".
"Es un crimen ser latinoamericano y no implicarse en los procesos de liberación", explicó la escritora.
Más de 250 páginas publicadas por Alfaguara cuentan la historia de un mujer colombiana, Lorenza, y su hijo Mateo, que llegan a Buenos Aires en busca de Ramón, el padre de Mateo, de quien Lorenza se enamoró cuando ambos participaban en la "guerra sucia argentina" como opositores a la junta militar y que terminó desapareciendo de sus vidas tras un "episodio oscuro".
Un 90 por ciento de "Demasiados héroes" lo forma el diálogo entre Lorenza y Mateo en una habitación de hotel en Buenos Aires, un escenario que Restrepo calificó de muy teatral y que le permitió reconstruir la figura de Ramón a partir de los recuerdos de la madre y de otros personajes que van apareciendo en la novela.
Mateo es un adolescente que "pone contra la pared a su madre", exigiendo que le explique cómo se conocieron, qué hicieron durante la dictadura y por qué su padre lo abandonó.
Al principio Lorenza usa en sus respuestas el "lenguaje preestablecido que solemos tener la gente de izquierdas reivindicando un pasado militante", pero en el transcurso de la novela las preguntas directas y acusaciones de Mateo van desarmando su retórica que presenta a Ramón con tintes de héroe.
Como ésta: "Eres la Mujer Maravilla y todo lo cuentas como si fuera un guión de película de acción. Me pintas un Ramón que parece superhéroe de dibujos animados. No me cuadra. Mi padre es un tipo que hace guachadas (maldades), un atraquito de mierda y además frustrado, y ni siquiera tiene cojones para dar la cara, para venir a darme una explicación".
Según Restrepo, en la novela el mayor dolor de Mateo es no tanto la ausencia del padre como la incapacidad de la madre de llamar a las cosas por su nombre, de tapar lo que sucedió, de decir las cosas sin decirlas.
"En el fondo es una novela sobre el lenguaje. Sobre la necesidad de ponerle lenguaje a las cosas que no lo tienen, como al abandono de un hijo, pero al mismo tiempo intenta ponerle palabras a una época que no las tuvo, como la última dictadura argentina, que en buena medida iba contra la palabra, ya que no se podía hablar". Barcelona, España. DPA (Milenio)

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